lunes, 2 de febrero de 2009

¿Qué traerás,febrero..?


Descanso para el cabrero,labor para el peluquero,fortuna para Vecilla Platero y pies para que os quiero..
Mientras escucho a la pobre Plácida relatarme por quincuamillonésima vez su florida sintomatologia delirante y aguardo a que finalice su desahogo con un poco de llanto,se abre la puerta y asoma un anciano sordo que suele abrirla,mirarme con expresión impávida y cerrarla,para repetir el proceso minutos después.Como no le ladro,abre cajones y los cierra,hasta que algun abuelete le recrimina su conducta a voces (inútil,pues que está como una tapia) algú auxiliar o enfermera le agarra y lo deposita en otro lado.
Plácida prosigue hablando de su inminente muerte.Ha mejorado desde que reduje su medicacion de forma paulatina,pero en progresion.No mejora,pese a todo,su cuadro nocturno,en el que se siente que ha muerto al rato de acostarse y pide socorro,sin obtener mas que respuestas destempladas de sus vecinos y trabajadores.Mientras escribo estas,llamémosles notas que ahora tienes en las sucias manos,¡oh,mal lavado lector!,va tranquilizándose o aburriendose (yo escucho con cierta amabilidad y empatía,pero mi cara de besugo pierde encanto rápidamente hasta para mis mas dedicados pacientes).
Aurelio espera fuera desde hace un buen rato para que le vea un oido que le duele (Plácida se ha colado,como suele),y me levanto para poner fin a la entrevista con Plácida,que Dios guarde..
Sic eras in fatis.

No hay comentarios: