Muy queridos todos:
El mes de octubre ha sido trágico para Kinshasa. Otro de los 80 Antonovs, que aun vuelan en este país, se cayó poco después de despegar sobre un barrio muy poblado. Afortunadamente, el accidente fué a las 11 de la mañana, y a esa hora los niños están en la escuela, los papas en su lugar de trabajo y las mamas en el mercado. No obstante hay que lamentar más de 50 muertos. De los 25 pasajeros del avión, solo uno quedó con vida; según él mismo dice salio, sin saber como, por al agujero que dejo una de las alas cuando esta se quedo enganchada en un árbol.
Como últimamente hemos tenido muchos accidentes de aviación, los periodistas han empezado a publicar artículos poniendo en evidencia el mal estado del trafico aéreo, muy importante en este país en el que las distancias son enormes, las vías férreas pocas y las escasas carreteras están en mal estado. En uno de esos artículos se lee que en una ciudad del este, Walikali, se utiliza como pista de aterrizaje la única carretera asfaltada que hay. Para eso, cuando un avión llega, y llegan 15 cada día, los encargados cortan la circulación de un lado y del otro. La misma cosa cuando despegan Como la carretera es estrecha y bordeada de árboles grandes, el piloto tiene que hacer maravillas. A pesar de la destreza de esos “kamikaces”, el periódico dice que en lo que, en lo que va de año, ha habido ya 5 accidentes.
En la noche del 25 al 26 cayó tal cantidad de agua que la zona baja de la ciudad se inundó completamente y en las colinas de los alrededores hemos tenido muchas y profundas erosiones. Se habla de unos 30 muertos y no pocas casas destruidas. ¡Vivimos de milagro!
Pero no todo son desgracias, también hay muchas buenas noticias, y esas no salen siempre en los periódicos. Ahí van algunas:
El nuevo edificio de Monkole crece a gran velocidad. Todo el mundo esta sorprendido, yo también, del ritmo de las obras. El encargado, que es de Jaca y buen corredor de fondo, dice que en menos de tres años estará terminado, pero claro…!nadie se lo cree!
Entre las mozas de primer año del “Instituto Superior de Enfermería Monkole” hay no pocas paganas y casi todas están dispuestas a dejar, de serlo lo más pronto posible.
Otra cosa muy positiva es que se está construyendo mucho en todos los barrios. Se construyen no sólo casas sino también hoteles, lo que quiere decir que se esperan muchas personas dispuestas a investir en este país y, por qué no; también algún que otro turista de los que aman las emociones fuertes, los paisajes exóticos y, sobre todo, de los adoran “le Grand et Majestueux Fleuve Congo”, que siempre impresiona, y más ahora que baja lleno de agua y que por lo tanto regala al Océano Atlántico 80.000 m3 cada segundo.
La universidad quiere organizarse un poco, para que todo se haga con una cierta normalidad y un mínimo de orden. En estos momento, algunas facultades están haciendo los exámenes “de junio”, otras los de septiembre y otras han empezado un nuevo año académico. Algunas facultades han establecido exámenes previos para los candidatos, pero otras dicen que cuantos más mejor, pensando que “más alumnos, más dinero”.
Hasta este año, el equivalente al preuniversitario de por ahí era un coladero, casi todo el mundo pasaba, pero este año han cerrado el grifo y parece que solamente han obtenido el deseado “Diplôme d’Etat” el 30 por ciento de los candidatos. ¡Hay que elevar el nivel! Gritan, no sin razón, las autoridades académicas.
Todo el mudo protesta de que los diputados y los parlamentarios ganen 4.000 dólares al mes. Pero los que levantan más el grito son los profesores de universidad: “!A esa panda de analfabetos les dan un salario fabuloso y a nosotros que hemos pasado nuestra vida estudiando como locos nos dan un sueldo de miseria!” Pero claro todos los funcionarios del Estado sueñan con la idea de que primero pagan bien a los “elegidos del pueblo” y luego… al resto. ¡De ilusión también se vive!
CEPROSEM sigue produciendo semillas de calidad y formando agricultores según las técnicas más modernas. MOLONI, que es el lado productivo de la ONG, quiere producir, antes de que termine el año, 900 kilos de suculentas legumbres cada semana: tomates gordos como puños, berenjenas como melones, pimientos de todos los colores y tamaños, judías verdes, coles de china, etc, etc.
Que estas buenas noticias nos os impidan seguir rezando por mí y por este maravilloso país. Muchos besos a todos Mario
