viernes, 20 de febrero de 2009

SINGING IN THE MORNING


El pequeño autobus de Riojacar que nos transporta a las 7 desde Logroño hasta Calahorra,y viceversa a las 15h,me recuerda a las excursiones de la infancia (¿se hacía aún la mili con lanza,en aquellos tiempos?) cuando con el corazón contento nos llevaban de la escuela a algun lugar campestre en inolvidable periplo y cantábamos y procurábamos no echar las asaduras si el trayecto era sinuoso.
Aquí vamos unas 15 personas,y no caben mas de veinte.Según las ordenanzas,cuando falte sitio,lo que ya ha pasado,debe descender en primer lugar la trabajadora social y/o el administrativo,seguidamente las auxiliares,aluego servidor (the killhealth o matasanos) y dispués las enfermeras.Parece basarse este razonamiento en que es menos dañino para el servicio el retraso de los primeros (que,todo hay que decirlo,gozaran del viaje en taxi sufragado por Riojacar Co.).
Abandonada hace tiempo la intencion de leer algún libro edificante o provechoso,por estorbar las luces a las mozas que,provistas de almohadas cervicales de baratillo (¡cuan ahorradoras son y serán siempre las hembras humanas!),reclinan al máximo sus asientos y cierran las compuertas de sus ojos,entregándose a quien sabe que sueños o frívolos devaneos.Y si de pronto se encendiera una luz y descubrieran a Rollo Witherspoon,mas conocido entre las gentes como Jorge o " ¡eh,tú !",abriendo con cara de reverencia cualquiera de las aventuras de Carson Napier en Venus,empezarían a chasquear los labios y a fruncir los depilados ceños,para después conminar al insomne a deponer su actitud y apagar la candela.
Asín que pongo en marcha mi Veciphone,sitúo los auriculares en ambos conductos auriculares externos,vulgo CAES,y me duermo al son de algun ídem,o con la grabacion de diversas modalidades de lluvia y viento,que me molan mas que a un silly una gorra a cuadros,si no es con algun audiolibro que descargo tras abonar unas bolsas de oro donde corresponde.
Y hoy es el caso que oia un simpático narcocorrido que empieza así:
" ..Con la pistola en la cintura
y en las botas un tamal,
lo rodearon en la calle
siete de la Judicial.."
Y un poco mas pallá dice:
"..Con la pistola en la mano
y el dedo en el gatillo,
notaron en su mirada
que era un hombre decidido,
porque lo tenían rodeado
pero se veía tranquilo.."

Y en estas,cuando empezaban los tiros,me he puesto a tararear quiza algo mas alto de lo que mandan las costumbres y al abrir los ojos he visto que me miraban alzando cejas y menos mal
que Lorenzo ya despuntaba tras una loma y el Riojacar entraba en la Resi,y cada mochuelo a su
abuelo.Fin.

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